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» » » Lourdes, el Rey Miguel y los laminak, estaban en el camino.


Cuando Lourdes, allá por el año 1858,  no era mas que un pequeño pueblo desconocido Bernadette Soubirous daba cuenta de una serie de apariciones  de la Virgen María en una pequeña cueva al lado del rio Gave.  Aquí se levanta ahora el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes,  último de los santuarios de la ruta mariana que visitamos, al igual que otros 6 millones de personas que lo frecuentando anualmente.

Salida en Lourdes ayer por la mañana.

Realizaba Guti, la prometida ofrenda a la Virgen para después emprender poco a poco viaje, Roncesvalles, el destino. Etapa tranquila en cuanto a ritmo tras la paliza de ayer pero de una belleza inigualable como comprobaríamos poco más tarde.

El joven Laurent, nos recordaba con su mirada, que nosotros también quisimos ser un día ciclistas, y solo el hecho de dejarle coger la bicicleta de Guti parecía haberle hecho el niño más feliz del mundo, olvidándose por momentos de la rutina en el bar que su padre regenta cerca de Tardets, ya en territorio del País Vasco-francés; y fue aquí la única vez en la que hasta ahora nos hemos acordado del fatídico día del robo en Roma, ya que nos hubiera gustado haber podido regalar algo al pequeño Laurent como agradecimiento poe habernos recordado sentimientos ya casi olvidados para los dos.
A veces sobran las palabras.

La Vuelta al País Vasco es una de esa pruebas que a todo ciclista profesional le gusta correr,  a pesar de su extrema dureza, la belleza de los recorridos y la afición vasca, probablemente la que más vive el ciclismo junto con “i tifosi” italianos, hacen que el corredor se sienta como en casa.

Nos las prometíamos felices.
Haciendo caso al GPS , hoy descubríamos un puerto que los organizadores de VPV firmarían ahora mismo; carretera estrecha y verdes valles al filo de un abismo que durante mucho tiempo nos hizo seguir, tanto a Guti en bicicleta, como a mí en coche, con mucho cuidado ya que el menor error podía costarnos muy caro.
La carretera empezaba a indicar lo que nos esperaba.

Esto es lo que teníamos a nuestra izquierda.

Coronaba Guti el Col de Lecharria, 832m, al igual que yo, pensando en lo acertado de la elección “in extremis” de esta ruta, allí una manada de caballos, nos saludaba en uno de los momentos del día cuando el macho alfa de la manada venía a investigar si éramos o no una amenaza; ver un animal así a menos de medio metro tuyo y sin saber cómo puede reaccionar da un poco de respeto, más aun sabiendo que las hembras estaban todas recién paridas.
Más que a beber vino a controlar.

El hombre que susurraba a los caballos.
Tanto Guti como yo suponíamos que no tendríamos problemas con “el jefe”, aún así le dimos nuestra barra de pan que muy gustosamente se comió y a partir de ahí la tensión se relajó y ambos pudimos centrarnos ya en el final de ruta que nos esperaba...

Como viene siendo habitual la lluvia hacía su aparición en la cima del puerto y ya nos acompañaría hasta Roncesvalles, antes el puerto de Ibañeta, ya en territorio nacional, era el último escollo a salvar en una inolvidable ruta hasta la que fuera casa del rey Sancho el Fuerte.
La lluvia nos acompañaría hasta el final. 

Era Roncesvalles, al igual que la selva de Irati, terreno conquistado por el Rey Miguel,  y del mismo modo que hacían con él, los “laminak”,  empujaban cada pedalada de nuestro querido peregrino para hacer mas liviana su llegada a este mágico lugar.
Menos de 3km a Roncesvalles.

Por fin! Helmuga!!!

La misa del peregrino donde más de 30 nacionalidades confluían en esa pequeña iglesia, punto neurálgico de los caminantes, todos ellos con una ilusión, la de comenzar y llevar a buen puerto un camino, el Camino de Santiago…

Hasta mañana!

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Peregrinación de Roma a Santiago en bicicleta de Agustín.
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